Cuando una persona enviuda, el dolor de la pérdida puede parecer que todo a terminado. Si embargo, el plan de Dios no termina con la viudez. Es una herida real, pero no es el fin.- En el corazon de Dios, las viudas y viudos tienen un lugar especial, el ofrece esperanza y consuelo. Su plan es caminar contigo, restaurarte y mostrarte que aun hay propósito, amor y vida por delante (Isaias 54:4-5).
Pero ¡Ojo!, el enemigo quiere aprovecharse y busca destruir y debilitar a los hijos de Dios, y las personas en viudedad no son a excepción (1ra de Pedro 5:8), debido a que el estado de viudez es un momento de gran vulnerabilidad emocional y espiritual, el diablo quiere sembrar tristeza profunda, desesperanza, soledad, culpa, rencor o resentimiento, hacerle creer que Dios le ha abandonado y que su vida ya no tiene propósito.
El matrimonio fue instituido por Dios (Génesis 2:24), desde el principio, con Adán y Eva, considerado el plan divino para la felicidad en la vida (Mateo 19:4-6), pero cuando este termina en la viudez, no solo se cierra un capítulo lleno de amor, historia y compañerismo, también se abre una nueva etapa, difícil y muchas veces, sumamente dolorosa, un dolor real y válido, Jesús mismo lloró ante la muerte (Juan 11:35)
Pero a pesar de que esta siendo una nueva manera de vivir, es necesario recordar que Dios no se olvida de ti, El tiene especial cuidado de ti, que el SI comprende tu dolor y tiene cuidado de tu corazón.
Hoy hay un vacío, lo sabemos, pero también hay una promesa: Dios enjugará toda lágrima y caminará contigo cada día. El no abandona a los suyos (Apocalipsis 21:4).
La viudez no es el fin, es la continuación de una historia personal, pero de la que Dios ya tomó el control.
" No temas, pues no serás confundida; no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás memoria.
Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado." Isaias 54:4-5
Desde el inicio, Dios se nos presenta como refugio para los quebrantados de corazón. En Salmos 34:18 nos recuerda: " Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón y salva a los contritos de espíritu", lo que significa que no solo observa el dolor, sino que actúa para confortar y sanar el alma de quien sufre la pérdida.
Aunque la viudez puede dejar un vacío, Dios mismo asume el rol de protector, proveedor y redentor (Isaias 54:4-5),este lenguaje amoroso y cercano comunica que Dios no abandona, sino que se hace personal y activo en la vida de la persona que atraviesa el duelo, llenando el vacío con su cuidado parternal.
Talvez no entiendas todo lo que estás viviendo, pero puedes confiar en Aquel que lo entiende todo. El camina contigo, día a día, dándote nuevas fuerzas, renovando tu corazón y mostrándote que aun hay propósito y luz por delante. No has sido olvidada/o.No estas sola/o. Dios es tu refugio, tu consuelo y esperanza segura.
"Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad". Lamentaciones 3:22-23
Amada/o, ¡No estas sola/o! Aun cuando tu corazon ha sido golpeado y has dicho adiós a quien fue parte de vida, recuerda: Dios no te ha abandonado, el no se ha alejado, de hecho esta mas cerca que nunca (Salmos 34:18). Tu dolor no es invisible para Dios El mismo promete ser tu consuelo, tu refugio y tu fuerza no tienes que enfrentarlo todo sola/, mucho menos aparentar estar bien, El te ama tal y como estas ahora y quiere restaurar tu alma con su amor eterno.
Si estás de acuerdo con lo anterior, lee esta oración en voz alta: Señor, mi corazón está herido por la pérdida de quien amé, solo tus sabes cuanto duele, dame fuerza cada día para que mi alma se encuentre en calma y esperanza para seguir adelante. Tómame de la mano, sé mi consuelo y mi compañia, en ti confío. Ayúdame a ser testimonio de fortaleza para quienes al igual que mi, estén pasando una situacion similar y ser un salvavidas que los lleve a ti. ¡Amén!