Hoy quiero hablarte de un tema que, aunque incómodo, es más común de lo que pensamos: la depresión.
Puede que hayas escuchado frases como “estás exagerando” o “anímate, que la vida es bonita”, pero la verdad es que la depresión no es tristeza pasajera ni falta de voluntad. Es una enfermedad real, con causas médicas, emocionales y sociales. Y lo más importante: si tiene tratamiento, tal vez no todos los días son felices o perfectos, pero el plan de DIOS es que nuestros días estén llenos de esperanza y felicidad.
El enemigo usa la depresión como una herramienta para alejarte de Dios, para aislarte y hacerte sentir que no vales nada. Quiere que creas mentiras: que estás solo, que nadie te entiende, que ni Dios te escucha. Su meta es frenar tu propósito, apagar tu fe y llevarte a un estado de desesperanza total. Pero no olvides que esas son mentiras. Aunque estés en el valle más oscuro, Dios sigue ahí, cerca, sosteniéndote en silencio. Tu vida tiene valor, tiene propósito, y esta batalla no será para siempre. Cristo ya venció, y en Él hay esperanza, aun cuando todo dentro de ti te diga lo contrario.
La congoja en el corazón del hombre lo abate;Más la buena palabra lo alegra.
Proverbios 12:25
A veces nos preguntamos: ¿por qué ocurre esto? La depresión puede tener muchas raíces: desequilibrios químicos, traumas, pérdidas, enfermedades, o incluso una herencia familiar. Pero nada de eso limita el poder de Dios para restaurar y sanar. Él conoce cada lágrima que derramas en silencio (Salmos 56:8), y Su palabra nos recuerda que hay esperanza para el abatido (Isaías 61:1-3).
Las escrituras nos hablan claramente de que jesus fue ungido por Su padre Dios y que fue enviado a la tierra para liberar a muchos en depresión y la opresión. El capitulo 61 del profeta Isaias en sus versos 1 al 4 nos habla claramente de los síntomas de la depresión así: Abatimiento ( Tristeza profunda o desánimo.), corazón quebrantado(Dolor emocional muy fuerte), cautiverio emocional(Sentirse atrapado por las emociones), prisión espiritual(Sentirse vacío, sin sentido en la vida o desconectado interiormente.), luto, aflicción( Sufrimiento emocional o mental.), espíritu angustiado( Sentirse desesperado, ansioso o con una carga emocional muy pesada). Aunque algunos sienten vergüenza por buscar ayuda, recordemos que Jesús no condenó al quebrantado. Él se acercó al herido, al rechazado, al que ya no podía más. Así también hoy, Él se acerca a ti con brazos de amor y un mensaje de vida. La depresión es real, pero más real es el Dios que sana, restaura y levanta al caído. No estás solo. En Cristo, aún las cenizas pueden convertirse en corona de gloria.
Más del 35 % de quienes padecen depresión no reciben ningún tipo de atención. Como iglesia, como hermanos, como sociedad, tenemos la responsabilidad de hablar, escuchar y acompañar con amor a quienes sufren. No es falta de fe tener depresión. Falta de fe sería negar que Dios puede sacarnos de ella. Hoy, si estás leyendo esto y sientes que ya no puedes más, recuerda: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” (Mateo 11:28)
Sé que no es fácil hablar de esto. A veces, dentro del mundo cristiano, se piensa que estar triste o sentirse deprimido es sinónimo de poca fe. Pero ¿sabes algo? La Biblia no dice eso. De hecho, lo que encontré en las Escrituras me dio un nuevo entendimiento (y consuelo) sobre la depresión. Aunque parezca el fin, aunque el peso de la tristeza te aplaste y sientas que no hay salida, recuerda que en Dios siempre hay un nuevo comienzo. Cuando Elías se sintió derrotado y pidió morir, Dios no lo abandonó. Le envió fuerza, descanso y un propósito renovado (1 Reyes 19). Lo mismo puede hacer contigo.
Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu.
— Salmos 34:18
La depresión no es solo una palabra clínica; es una experiencia real. Es sentirse vacío, agotado, sin ganas de seguir. Es orar y sentir que nada cambia. Yo he pasado por momentos así. Y quizás tú también. La buena noticia es que Dios no nos rechaza por eso. Al contrario, está cerca, la depresión no define tu identidad ni tu destino. Dios sigue escribiendo tu historia.
El Señor puede liberarnos por Su Palabra y por Su Espíritu Santo. Dios nos dejó promesas en su palabra . Necesitamos que se nos active la revelación de que su palabra es verdad y se cumple, que su palabra permanece para siempre. Debemos de entender que cada promesa nos pertenece, y que en medio de la situación que sea, podemos tomar la palabra con certeza y declarar con autoridad.
El asentamiento de la depresión, sobre todo en Hijos de Dios, está en que hemos dejado de mirar al Señor, para mirarnos más a Nosotros.}
- Libertad a los cautivos por Dr Emma de Sosa
Para vivir bajo el cumplimiento de sus promesas, el salmista y el autor de proverbios tuvieron la revelación de esa liberación y sanidad que produce su palabra, la angustia abate el corazón, pero una palabra oportuna, llena de esperanza y verdad divina, puede levantar el ánimo y devolver el gozo.
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
– Isaías 41:10
La depresión no es señal de debilidad espiritual. Es una parte muy real de la experiencia humana, y sí, también de la vida cristiana. Pero hay esperanza. Y hay un Dios que no se aleja de ti cuando estás en el valle; más bien, camina contigo a través de él, podremos salir adelante. Esta es una prueba en la que Dios quiere hacerte más fuerte y glorificarse en tu vida, la Palabra de Dios nos da fuerza, vigor y esperanza.
Esta oración puede ayudarte: En este momento en que mi alma se siente cansada y mi corazón abatido, vengo ante ti Dios, levántame cuando ya no tenga fuerzas para seguir, muéstrame que este no es el final,sino el comienzo de algo nuevo contigo. En medio de la oscuridad, sé mi luz, en medio del silencio, sé mi voz,en medio del dolor, sé mi sanador. Gracias porque aunque yo sienta que me he rendido,Tú no te has rendido conmigo. En el nombre de Jesús, Amén.
Como hermanos en Cristo, estamos aquí para caminar contigo. Queremos ser ese abrazo en medio de tu tristeza, esa palabra que te recuerde que tu vida tiene propósito, que eres valioso y que Dios aún no ha terminado contigo. Si hoy estás sintiéndote sin fuerzas, pídele a Dios que te sostenga. Y si necesitas hablar con alguien, cuenta con nosotros. Estamos aquí no solo para hablarte de esperanza, sino para caminar contigo hasta que vuelvas a sentirla.