En medio de todo el ruido y el caos en el que muchas veces nos encontramos, cuando todo se nubla, siempre hay un rayo de luz que nos aporta claridad; y calor cuando nos sentimos solos ante un diagnóstico de cáncer. Cuando todo parece desmoronarse y las posibilidades pueden ser devastadoras, quiero decirte que, en Jesús, hay una Esperanza, hay un plan y un futuro para los que quieran creer. He aquí que yo les traeré medicina y sanidad. Yo los sanaré y les revelaré tiempos de paz y de verdad. (Jeremías 33:6)
Cuando una persona enfrenta una enfermedad como el cáncer, Satanás busca sembrar mentiras para debilitar su fe, robarle la esperanza y desconectarla del amor de Dios. Satanás intentará sembrar mentiras durante la enfermedad: que Dios te castiga, que estás solo, que no saldrás de esta, que tu fe no basta, que ya no vales o que no serás sanado. Pero la verdad de Dios permanece: en Cristo no hay condenación (Rom. 8:1), Él está contigo, tu vida tiene propósito (Sal. 118:17), tu fe es suficiente (Mt. 17:20), tienes valor (Sal. 139:14) y Dios sigue sanando (Éx. 15:26).
En situaciones en las que no tenemos el control, nos podemos llenar de inseguridad, temor y aflicción. Nadie espera estar enfermo o recibir un diagnóstico complicado. Pero hay alguien más grande de todo esto, hay una esperanza que proviene de Dios. En toda situación, por muy difícil que sea, Dios está contigo. Ha prometido no dejarte, ni desampararte. Su palabra es amor y vida para ti. Esta es la verdad: Dios está contigo. Es tu Padre. Pon tu mirada en Él, tu sanidad. No temas, porque yo estoy contigo. No tengas miedo, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, y también te ayudaré. También te sustentaré con la diestra de mi justicia. (Isaías 41:10)
Aunque la situación se vea oscura y difícil, Dios siempre está contigo. Él envía a sus ángeles para guardarte, fortalecer tu fe y recordarte que no estás solo. Aun cuando las cosas no salgan como esperabas, la esperanza en Cristo permanece firme. Él es refugio en medio del caos, consuelo en el dolor y fuerza cuando flaqueas. No importa lo que enfrentes, Dios va contigo. Su amor no falla, su presencia no se va, su promesa sigue viva.
Cuando las cosas no salen como esperábamos y enfrentamos una enfermedad como el cáncer, es normal sentir dolor, miedo o confusión. Pero también es ahí donde la fe se vuelve más real, más profunda y más fuerte.
Esta situación que estás pasando no vino para quedarse, es temporal y ciertamente pasará. Aunque muchas veces sientas que no tienes fuerzas, que es una prueba difícil, es momento de aferrarse a Dios y sus promesas para nuestra vida.
Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo. Tu vara y tu cayado, me infundirán aliento. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida y en la casa del Señor moraré por días sin fin. (Salmo 23:4,6)
Hoy quiero recordarte con amor que esto que estás viviendo no es el fin. Aunque el diagnóstico sea duro, Dios sigue teniendo el control de tu vida y de tu historia. La enfermedad no define tu destino ni tiene la última palabra. Lo que atraviesas puede doler y cansar, pero es temporal. Tu alma, tu fe y tu propósito son eternos en Dios. Él te sostiene, te abraza y camina contigo. No estás solo. Confía, cree; Dios está contigo.
Aunque parezca que sea el fin hay una esperanza en Cristo Jesús. Dios tiene planes para tu vida, tiene sanidad, tiene fuerza y mucho amor. El plan de Dios para tu vida no ha terminado. Grandes planes tiene para ti, confía en Él.
Muchos son los males del justo, pero de todos ellos, lo librará el Señor. Una y otra vez hemos visto a Dios obrar a nuestro favor. Muchas veces no nos percatamos de su amor y fidelidad pero es nueva cada mañana. Mientras hay vida, hay esperanza y esa esperanza está en Jesús, Él tiene el control y tiene tu vida en Sus manos.
Muchos son los males del justo, pero de todos ellos lo librará el SEÑOR.
Salmo 34:19
Muchos son los males del justo, pero de todos ellos, lo librará el Señor. Una y otra vez hemos visto a Dios obrar a nuestro favor. Muchas veces no nos percatamos de su amor y fidelidad pero es nueva cada mañana. Mientras hay vida, hay esperanza y esa esperanza está en Jesús, Él tiene el control y tiene tu vida en Sus manos.
Te invitamos a hacer esta oración en voz alta:
Señor, no tengo todas las respuestas, y a veces el miedo me invade, pero quiero que estés conmigo en cada paso de este proceso. Te entrego mi cuerpo, mi mente y mis emociones. Dame fuerzas cuando me sienta débil, y valor cuando me falte el ánimo. Camina conmigo en lo visible y en lo invisible.Quiero confiar en Ti, Jesús. Amén.
Porque yo te traeré sanidad y curaré tus heridas, dice el SEÑOR…
(Jeremías 30:17)